2016 / 2017

DRAWINGS
 

EL NUDO CIEGO DE ANA

Nuestro cuerpo siempre es nuestro verdadero punto de partida. Podemos hacer caso omiso de él. Plantear casi enfáticamente que nuestras emociones, nuestras ideas, nuestras fantasías sólo representan un movimiento hacia eso que no podemos dejar de llamar espíritu, la fuerza que nos impulsa a buscar un más allá y que lo que vivimos en este lugar y en esta hora sólo es un pivote, una puerta a lo otro que no aparece de manera inmediata y que es en su lejanía un rodeo, una vuelta, un triángulo y hasta el perímetro de un viaje. Pero nuestro cuerpo está ahí: El Ojo, la Lengua, la Mano, la Piel (como un todo omnipresente) y el nuevo, corriendo hacia afuera o volteado hacia dentro, del Sexo. El cuerpo con las visiones que nos presta, con las palabras que nos regala, con lo que nos deja asir y al mismo tiempo con lo que nos deja gozar. El cuerpo como un magma y en medio de él ese punto de irradiación que nos mueve como una rueda: el índice varonil levantado en señal cierta de amor y los labios femeninos bajo el ideograma súbito del agua. El cuerpo como el escenario de las apariciones y las desapariciones, de estar vestido y estar desnudo, de correr hacia algún lugar a través de una intersección que está en nosotros. Nuestra vida diaria juega imperceptiblemente con esta clase invisible de involucramiento y, al mirarnos en un parpadeo por el rabillo del ojo, sospechamos ese ir y venir por nosotros mismo o por la otra que nos enreda en su nudo ciego, en su nudo de agua revuelta. Esta agitación, este "desorden" de percepciones es, me parece, lo que nos propone –no sé si ignorándolo o con una conciencia espontánea– Ana. Sus mejores dibujos y acuarelas nos plantean no sólo la fuerza del cuerpo, así no más en abstracto, sino esa energía de atracción/repulsión que poseen los genitales, esa cinta de Möbius en donde nos doblamos y desdoblamos a pesar de nosotros y de nuestros sueños. En esos dibujos y acuarelas está prefigurada –puesto sobre la mesa, listo para ser desenvuelto (el vestido hilado y deshilado en las noches del cuerpo)– una imagen que no puede dejar de llamar la atención por su dinamismo concéntrico y violento.


Víctor Manuel Mendiola